Placer, alegría y experiencias emocionales positivas en acompañamientos de abortos después de la semana 17 de gestación

Katrina Kimport, Julia McReynolds-Pérez, Chiara Bercu,Carolina Cisternas, Emily Wilkinson Salamea, Ruth Zurbriggen y Heidi Moseson.

Resumen

Diversas investigaciones muestran que la experiencia del aborto puede ser emocionalmente difícil y estigmatizante, pero en general no se ha considerado si, y de qué forma, participar en experiencias relacionadas con el aborto puede ser una fuente de emociones positivas, incluyendo el placer, la pertenencia e incluso la alegría. La ausencia de exploraciones que partan de la posibilidad de que el aborto brinde placer y alegría representa una cancelación epistémica. Más aún, señala la forma en que las ciencias sociales han tendido a enfatizar los aspectos negativos de la atención a los abortos de formas que producen o amplifican asociaciones negativas. En este artículo, investigamos las emociones positivas, el placer y la alegría relacionadas con la participación en abortos, en base a entrevistas realizadas en 2019 a 28 acompañantes de abortos de Argentina, Chile y Ecuador, respecto de sus experiencias acompañando abortos de más de 17 semanas de gestación. El acompañamiento de abortos es una respuesta a los abortos poco seguros o inaccesibles, a través del cual activistas voluntarias guían a quienes necesitan practicarse un aborto con medicación a lo largo del proceso. Las entrevistadas describen cómo la práctica del acompañamiento generó emociones positivas mediante la construcción de una comunidad feminista, compartiendo la intimidad entre mujeres y siendo testigos del empoderamiento de las personas que se realizan los abortos. Es importante resaltar que estas experiencias positivas de acompañamiento de abortos no se encuentran escindidas de la marginalización más amplia de la práctica del aborto, sino que, por el contrario, están arraigadas en dicha marginalización.

Introducción

Involucrarse en acciones de atención al aborto, ya sea como proveedor, activista u otro, puede implicar interacciones y tareas incómodas (Ludlow 2008; Foster et al. 2020) así como cierta exposición a la estigmatización social (Joffe 2010; Simonds 1996; Roe 1989; Martin et al. 2014; O’Donnell, Weitz y Freedman 2011; Kimport y Freedman 2018; Cárdenas et al. 2018; Gantt-Shafer 2020; Giovannelli et al. 2023) y un riesgo de criminalización (Joffe 1995; Payne et al. 2013). Sin embargo, también puede dar un sentido de propósito, orgullo y gratificación (O’Donnell, Weitz, and Freedman 2011; Wolkomir and Powers 2007; Chiappetta-Swanson 2005; Fernández Vázquez and Brown 2019) y destacar el empoderamiento y la autonomía de las personas que requieren abortos de formas que puede ser significativas para quienes participan en acciones de atención al aborto (McReynolds-Pérez 2017; Bercu et al. 2022). A menudo, sin embargo, estos aspectos positivos son presentados como algo que existe a pesar de –o como algo que contrarresta— los desafíos y dificultades emocionales, profesionales y sociales asociados con el trabajo relacionado con el aborto, en vez de como fenómenos que merezcan ser considerados de forma independiente.

En este sentido, la academia no ha considerado de forma significativa sí y cómo las intervenciones en abortos pueden ser una fuente independiente de emociones positivas tales como placer, satisfacción e incluso alegría. En la medida en que las investigaciones exploran cada vez más la posibilidad (y la cancelación normativa) de que las personas experimenten un “aborto feliz” (Millar 2017; Wollum et al. 2022), esta omisión se ha vuelto más conspicua. La escasez de investigaciones acerca de las posibilidades que provee la participación en la realización de abortos como fuente de placer, alegría y otras emociones positivas es consistente con lo que la academia ha identificado como un “déficit de alegría” en las investigaciones sobre las experiencias de vida de personas marginadas (Shuster y Westbrook 2022). A partir del estudio de casos de personas transgénero, Shuster y Westbrook (2022) argumentan que la alegría es un elemento poco estudiado pero crucial en la experiencia de vida de personas que han sufrido marginación social. Es importante resaltar que este uso de la palabra “déficit” es distinto al uso que realiza la literatura académica que se opone al predominio de un encuadre de déficit cultural –prefiriendo un encuadre basado en los activos culturales— para caracterizar a grupos y personas que no son blancas, cisgénero, heterosexuales y estables financieramente (por ejemplo, afroamericanos urbanos [Hunter y Robinson 2016]). Sin embargo, retoma la crítica que realiza este tipo de literatura al predominio del interés académico por catalogar las fallas, dificultades y problemas de las poblaciones marginadas en vez de sus respuestas novedosas, sus resistencias y adaptaciones creativas a las restricciones estructurales. En efecto, el análisis de Shuster y Westbrook sugiere que las experiencias de alegría vividas por las poblaciones transgénero están inextricablemente ligadas al estado de marginación de dichas poblaciones. De forma similar, Higgins y Hirsch (2007) han destacado la existencia de un “déficit de placer” en los estudios sobre salud sexual, ya que la mayoría de la literatura académica enfatiza el riesgo y los efectos negativos sobre la salud de la actividad sexual, con una ausencia general de menciones al placer y los efectos positivos sobre la salud. En este artículo afirmamos que existe un déficit similar en la literatura académica que trata acerca de las personas que participan en abortos, argumentando que este campo temático no ha partido de la premisa de que la participación en abortos puede generar emociones positivas.

La escasez de investigaciones que partan de dicha posibilidad representa un problema para la literatura más amplia. Como afirman Shuster y Westbrook (2022) acerca de la alegría en personas transgénero, la deficiencia académica en la exploración del placer y la alegría asociados al aborto representa una cancelación epistémica. Grandes cantidades de preguntas de investigación quedan sin ser formuladas cuando no se puede imaginar la posibilidad del placer y la alegría asociados al aborto. Además, cuando la literatura se enfoca solo en algunos aspectos del aborto y, específicamente, en aspectos que ilustran las características negativas y dificultosas del mismo, se corre el riesgo de esencializar al aborto como algo negativo y difícil. En este sentido, se corre también el riesgo de participar en la producción de lo que Baird y Millar (2019, 2020) llaman la naturaleza performativa de los estudios académicos sobre el aborto. Baird y Millar han identificado una tendencia en la literatura sobre abortos proveniente de las ciencias sociales a enfatizar los aspectos negativos de la atención de abortos de tal forma que puede contribuir a reproducir o amplificar una asociación normativa negativa con el aborto. Aún cuando dicha literatura busque desmentir las narrativas y construcciones acerca del aborto como algo negativo y/o identificar otras causas para dichas consecuencias negativas que no sean el aborto mismo (por ejemplo, la legislación), su efecto en la práctica puede ser el de cristalizarlas a través de la repetición. Conceptualizar y estudiar la participación en abortos mayormente en términos de sus cargas y de sus efectos negativos, especialmente en la medida en que estos son presentados como inherentes al aborto, puede operar como una restricción normativa sobre el conocimiento, el entendimiento y el discurso acerca del aborto. 

En este artículo, trabajamos con evidencia que sugiere que la participación en la realización de abortos puede engendrar sentimientos de orgullo y gratificación (Wolkomir y Powers 2007; O’Donnell, Weitz, y Freedman 2011; Fernández Vázquez y Brown 2019; Chiappetta-Swanson 2005) para estudiar específicamente las emociones positivas, el placer y la alegría asociados al acompañamiento de abortos. El acompañamiento de abortos es una respuesta ante abortos inseguros y/o inaccesibles, en el cual activistas voluntarias guían a quienes buscan practicarse un aborto por teléfono, mensajes de texto o en persona, apoyándose en protocolos aprobados por la OMS según la etapa del embarazo (Bercu et al. 2022; Moseson et al. 2022; Braine 2020; Moseson et al. 2020). En el momento en que fueron recolectados nuestros datos en 2019, el aborto era ilegal o de difícil acceso a través del sistema formal de salud en gran parte de América Latina (Guttmacher Institute 2018) y el miedo a la discriminación, a la criminalización y la estigmatización del aborto resultaban obstáculos adicionales para quienes buscaban practicarse un aborto (Culwell and Hurwitz 013). Es importante destacar, sin embargo, que las restricciones legales no eliminan la demanda de abortos (Bearak et al. 2020; Ganatra et al. 2017). Con la aparición de los abortos con medicamentos, el acompañamiento de abortos ha surgido como una estrategia feminista y activista para facilitar el acceso a la realización de abortos aún en contextos altamente restrictivos (Moseson et al. 2022; Jelinska y Yanow 2018; Veldhuis, Sánchez-Ramírez y Darney 2022). Aunque no existe una práctica única de acompañamiento de abortos (Atienzo et al. 2023), debido a las raíces feministas de este modelo, la práctica se centra en la persona que aborta (Veldhuis, Sánchez-Ramírez y Darney 2022; Assis y Larrea 2020; Duffy, Freeman y Rodríguez 2023; Bercu et al. 2022) y busca lograr efectos positivos en estas personas, los cuales han sido empíricamente documentados (Vacarezza y Burton 2023; McReynolds-Pérez et al. 2023) —esto incluye efectos emocionales positivos (Wollum et al. 2022).

Buscamos contribuir a esta literatura académica con un análisis a partir de entrevistas realizadas a acompañantes de abortos de Argentina, Chile y Ecuador, en el cual indagamos acerca de si y cómo acompañar abortos puede ser una fuente de placer, alegría y otras emociones explícitamente positivas. Nuestra investigación se configura como un análisis secundario de datos recolectados originalmente para estudiar las experiencias de acompañamientos de abortos in-situ (Bercu et al. 2022), una práctica de acompañamiento menos habitual (Gerdts et al. 2018; Zurbriggen, Keefe-Oates y Gerdts 2018) que los grupos de acompañamiento normalmente reservan para personas que buscan realizarse abortos en etapas más avanzadas del embarazo (es decir, después de las 17 semanas) o que son particularmente vulnerables socialmente (por ejemplo, jóvenes). Los abortos acompañados luego de las 17 semanas de gestación suelen implicar compromisos de varios días que pueden ser física y emocionalmente intensos para todas las personas involucradas y que implican un riesgo mayor en contextos restrictivos (Zurbriggen, Keefe-Oates y Gerdts 2018). A partir del caso de una actividad marginalizada (acompañamiento in-situ con más de 17 semanas de gestación) dentro de una práctica marginalizada (el acompañamiento de abortos), indagamos: ¿de qué forma el acompañamiento in-situ a personas con más de 17 semanas de gestación es una fuente de emociones positivas, incluyendo el placer y la alegría?

Metodología y materiales

Contexto

Este proyecto se centra en el trabajo de tres colectivas de acompañamiento: Colectiva Feminista La Revuelta de Argentina, Con las Amigas y en la Casa de Chile y Las Comadres de Ecuador. En el momento en que se relevó la información, el aborto en los tres países estaba permitido solamente en circunstancias muy restringidas: si la vida o la salud de la persona gestante estaba en riesgo o si el embarazo era producto de una violación (sin límite gestacional en Argentina; solo hasta la semana 12 de gestación o hasta la semana 14 si la persona era menor de 14 años en Chile; y solo si la persona embarazada tenía una discapacidad mental en Ecuador). Chile permitía una excepción adicional si el feto no tenía posibilidad de sobrevivir al embarazo 1.

Todos los grupos comenzaron proveyendo acompañamientos por vía telefónica o a través de mensajes de texto, y luego de un tiempo comenzaron a acompañar algunos abortos en persona, especialmente aquellos que se realizaban después de la semana 17 de gestación. La Colectiva Feminista La Revuelta es un grupo feminista que opera desde 2010 una red para personas que necesitan acceder a un aborto. El grupo comenzó a acompañar abortos in-situ en 2016. Con las Amigas y en la Casa se formó en 2016 y empezó a ofrecer acompañamientos in-situ en 2018. Las Comadres funciona desde 2015 y comenzó a acompañar abortos in-situ en 2018. El presente estudio fue llevado a cabo a través de una alianza de investigación colaborativa entre miembros del grupo de investigación sin fines de lucro Ibis Reproductive Health (Ibis), referentes de los tres colectivos de acompañamiento y dos investigadoras con pertenencia institucional universitaria.

Convocatoria

Los detalles de la alianza de investigación colaborativa entre investigadoras de Ibis, de los Estados Unidos, y miembros de los grupos de Argentina, Chile y Ecuador han sido descriptos en otro trabajo (Bercu et al. 2022). En pocas palabras, durante una reunión global de grupos de acompañamiento de abortos en 2018, las tres colectivas feministas se contactaron con las investigadoras de Ibis para solicitarles ayuda en el proceso de documentar el modelo de acompañamiento de abortos in-situ en edades gestacionales avanzadas. Formamos un equipo de investigación de 12 personas que incluía cuatro investigadoras de Ibis y dos o tres miembros de cada grupo de acompañamiento. La colaboración se estructuró intencionalmente como una alianza, buscando reducir las relaciones jerárquicas que suelen estructurar los grupos de investigación, creando en cambio un espacio para la toma de decisiones de forma colaborativa en el cual el poder pudiese circular entre todas las participantes.

A principios de 2019, el equipo de investigación invitó a un número de candidatas elegibles para participar en una entrevista a informantes clave acerca de acompañamientos in-situ de abortos con medicación para embarazos de más de 13 semanas de gestación (es decir, a partir del segundo trimestre). Las participantes eran mayores de 18 años y habían participado en al menos dos acompañamientos in-situ en el marco de alguno de los tres grupos de acompañamiento en los tres años previos. En la medida de lo posible, convocamos acompañantes con distintos grados de antigüedad para captar un rango más amplio de experiencias. Todas las candidatas elegibles invitadas aceptaron participar de la entrevista.

Recolección de datos

Para realizar las entrevistas utilizamos una guía de entrevista semi estructurada que incluía preguntas relacionadas a sus experiencias en acompañamientos, a cómo las participantes se habían unido al grupo y sus historias personales con la colectiva. El estudio no fue diseñado para captar específicamente información relacionada con el placer o la alegría, sino que fue diseñado de forma tal que permitiera a las participantes compartir sus opiniones acerca de las experiencias de acompañamiento de una forma amplia. Es relevante para el análisis indicar que las entrevistas fomentaban las reflexiones acerca de los aspectos más satisfactorios del acompañamiento, el impacto del acompañamiento en sus vidas, qué las había sorprendido más acerca de acompañar abortos, los aprendizajes surgidos del acompañamiento y sus deseos respecto de lo que la atención al aborto debería ser en un mundo ideal. Siguiendo el señalamiento metodológico de Shuster y Westbrook (2022) acerca de la ausencia de preguntas relacionadas con la alegría a sujetos marginados, describimos en la Tabla 1 las preguntas específicas cuyas respuestas fueron relevantes para este análisis.

Cuatro miembros del equipo de investigación –dos acompañantes de los grupos de acompañamiento y dos investigadoras de Ibis— realizaron las entrevistas, previa capacitación en métodos de entrevista cualitativa. En algunos casos, esto implicó que las entrevistadoras tuviesen una relación personal preexistente con las entrevistadas. Aunque esto puede haber influido sobre el contenido de las entrevistas, optamos por incluir acompañantes en los equipos de entrevistadoras debido a la naturaleza sensible de los temas a tratar, la necesidad de generar confianza entre entrevistadora y entrevistada teniendo en cuenta la dificultad que se les puede presentar a personas ajenas al momento de establecer esta confianza, y al acceso que tenían estas entrevistadoras específicas a potenciales participantes. Dado que hablar acerca de emociones positivas no suele causar incomodidad, no nos preocupó que en general estas relaciones personales pudieran afectar negativamente la información analizada aquí. Todas las entrevistas se llevaron a cabo entre febrero y abril de 2019 y fueron realizadas en idioma español, en persona o por teléfono, con una duración de entre 60 y 90 minutos.

Al comienzo de cada entrevista, la entrevistadora repasó los materiales relacionados con el consentimiento y la entrevistada prestó su consentimiento de forma verbal. Las entrevistas fueron grabadas en audio y desgrabadas profesionalmente de forma textual. Las participantes recibieron aproximadamente 20 dólares estadounidenses en concepto de viáticos, los cuales fueron distribuidos individualmente o donados al grupo de acompañamiento. Finalizamos la convocatoria cuando alcanzamos la saturación en las preguntas primarias de investigación formuladas por la alianza (ver Bercu et al. 2022).

  1. En 2020, luego de finalizado el período de relevamiento, Argentina legalizó el aborto hasta la semana 14 de embarazo. A septiembre de 2023, el entorno regulatorio en Chile y Ecuador era el mismo que en el momento del relevamiento. ↩︎

Tabla 1. Preguntas incluidas en las entrevistas relevantes para este análisis.

Pregunta original en español
¿Qué es lo más gratificante de tu rol como acompañante para situaciones de segundo trimestre?
¿Puedes contarme sobre tu primer acompañamiento de segundo trimestre in-situ? ¿Cómo fue, que sentiste, que paso?
¿Qué significa acompañar para ti?
¿Cuáles son los aprendizajes o que es lo que te ha impactado más de las mujeres a las que has acompañado en segundo trimestre?
¿Qué es lo que más te ha sorprendido durante los in-situ en segundo trimestre que has acompañado?
¿De qué manera recibes apoyo para tu rol como acompañante?

El Allendale Investigational Review Board, de Estados Unidos, ofició como comité de revisión para esta investigación internacional y revisó y aprobó los protocolos de estudio (número de aprobación: IBISSECT09021018). Seguimos todas las directrices locales y los procedimientos regulatorios para la investigación con sujetos humanos de cada país.

Análisis

La primera y segunda autora, ambas sociólogas residentes en Estados Unidos y con pertenencia institucional universitaria, se sumaron al proyecto para la etapa de análisis, una vez finalizada la recolección de datos, aportando sus competencias para el análisis cualitativo y su experiencia en la temática de abortos a lo largo de todo el embarazo y/o de provisión de abortos en América Latina. Analizamos las desgrabaciones originales en castellano a través de un proceso en equipo de codificación iterativo usando el software MAXQDA. Antes de analizar las transcripciones, el equipo de investigación desarrolló un libro de códigos deductivo basado en las preguntas de la guía de entrevista. Después de analizar varias de las transcripciones, actualizamos y adaptamos este libro de códigos para captar más adecuadamente las ideas principales y las sub-ideas que surgían de las entrevistas. Algunas integrantes del equipo luego aplicaron este libro de códigos actualizado a todas las transcripciones y se reunieron regularmente con la totalidad del equipo para intercambiar opiniones respecto de los datos e identificar patrones. A lo largo de este proceso, los sentimientos de alegría y las emociones positivas relacionadas con el acompañamiento de abortos fueron surgiendo de las transcripciones y en varias conversaciones del equipo de investigación.

Utilizando la alegría y el placer como conceptos sensibilizantes (Charmaz 2006), la segunda autora relevó los datos codificados en búsqueda de fragmentos relevantes respecto de los temas de interés para la investigación. Luego, la primera autora realizó una sub-codificación basada en la teoría fundamentada de todos los fragmentos relacionados con las emociones positivas, con el objetivo de identificar temáticas generales. En consonancia con los principios colaborativos de la alianza, a lo largo de este proceso y durante la producción del texto el equipo completo se reunió para comentar los hallazgos que iban surgiendo, traduciendo los resúmenes y materiales al español según fuese requerido, lo cual incluyó la realización de una traducción profesional del borrador del texto del inglés al español.

Para la publicación, una de las autoras –bilingüe en español e inglés— tradujo las citas del original en castellano al inglés. Otras dos autoras bilingües revisaron estas traducciones para asegurase de que fueran correctas. Es importante mencionar que la mayoría, pero no todas, de las personas que habían acompañado las entrevistadas se identificaban como mujeres y varias entrevistadas mencionaron que el género asignado al nacer y el género binario no se ajustan adecuadamente a las formas en que todas las personas que abortan experimentan su género. Sin embargo, las entrevistadas a menudo usaban la palabra “mujer” para describir la categoría social de las personas que se realizan abortos. En este artículo, utilizamos pseudónimos para referirnos a las participantes.

La satisfacción de crear una comunidad feminista

El acompañamiento, para todas las entrevistadas, se encuentra fundamentalmente enraizado en la práctica feminista. Sin embargo, varias de ellas mencionaron que el feminismo y la meta de vivir según valores feministas puede ser algo abstracto y complejo. En el acompañamiento, las entrevistadas identificaron una práctica concreta que les permitió encarnar y poner en práctica sus convicciones feministas. Juliana, una acompañante argentina, explica: “¿qué otra cosa puede bajar a tierra todo lo que pensamos, todo lo que creemos, todo lo que estamos construyendo desde el feminismo en nuestras ideas y nuestros sentimientos? Como, bajarlo a tierra en esta práctica concreta de acompañarnos entre nosotras.” El acompañamiento es, como explica Carmen, otra acompañante argentina, “la forma que encontré de vivir,” convirtiéndolo no solo en una actividad, sino en un modo de vida que le dio un propósito y un significado. Otras replican este sentimiento: Mónica, de Argentina, explica que, lejos de ser algo secundario respecto de la forma en que habita el mundo, el acompañamiento “me armoniza con el mundo.”

Significativamente, las entrevistadas no viven sus valores feministas en aislamiento: el acompañamiento es colectivo. Por definición, acompañar significa no estar sola –ni la persona que aborta ni quienes la acompañan— y normalmente participan dos o tres acompañantes. Este aspecto colectivo de la práctica difiere de muchos otros aspectos de las vidas de las entrevistadas y, por lo tanto, es algo que algunas de ellas tuvieron que aprender, lo cual les pareció revitalizante. Como señala Amelia, una entrevistada de Ecuador, comparando el acompañamiento con su trabajo cotidiano en el cual trabaja sola en un rol de apoyo a otras personas:

[Mi profesión] es un trabajo muy solitario porque doy apoyo de forma individual. Cuando trabajas como parte de una red, es lindo saber que el acompañamiento es colectivo. Tuve que aprender eso en la práctica, que no estaba tomando decisiones sola.

En el acompañamiento, Amelia es parte de un grupo de feministas. Maribel, otra acompañante de Ecuador, lo describe de forma similar: “Siento que formamos un buen equipo. Había una gran sinergia, era muy lindo.”

Significativamente, este trabajo en equipo incluye actividades basadas en la praxis feminista y que las acompañantes entienden como formas de disputar las normas sociales. Valentina, una acompañante chilena, explica que el acompañamiento de abortos tiene un objetivo político “de facilitar el acceso al aborto seguro,” pero eso no es todo. Señalando implícitamente que la mayoría de las acompañantes y de las personas que acceden a los abortos se identifican como mujeres, continúa:

también tiene el objetivo de poner en práctica un tipo de relación distinta entre mujeres y de mostrarnos cómo querernos las unas a las otras, confiar en nosotras, ser más amorosas entre nosotras, ser solidarias y ayudarnos mutuamente, ayudarnos a hacer algo que nadie más quiere ayudarnos a hacer

Para Valentina, parte del placer de participar en acompañamientos in-situ proviene de la ausencia más generalizada en su vida de los valores de cuidado feministas y colectivos que las acompañantes ponen en práctica durante los acompañamientos. Como explica Amelia, la acompañante de Ecuador que trabajaba de manera solitaria:

Creo que es súper gratificante hacerlo acompañada –en otras palabras, compartir el espacio entre acompañantes. Siento que es hermoso poder tener esos espacios de complicidad compartida, sabiendo que estamos haciendo algo que está en los márgenes [de la sociedad], que estamos transgrediendo y que no lo estamos haciendo solas.

Además, este espacio compartido es inclusivo respecto de las vidas y las identidades de las personas –las acompañantes no se hacen presentes estrictamente como proveedoras de un servicio de aborto sino como seres humanos integrales. Continúa Amelia:

Terminamos durmiendo junto a ellas [las personas que estaban realizando el aborto], porque terminas quedándote por más de 12 horas. Entonces, terminas no solo hablando sobre aborto sino sobre si te gusta o no el chocolate, u otras cosas de la vida. Eso es hermoso y creo que necesitamos más de eso, de poder disfrutar el acompañar, de momentos de placer.

Esta completitud no termina cuando se realiza el aborto. Vanessa, una acompañante de Ecuador, describe al acompañamiento como una actividad y como una práctica de conversación continua: “cuando terminamos un acompañamiento, hablamos al respecto y compartimos el conocimiento entre todas. Sabiendo que estamos juntas.” A través del acompañamiento, las entrevistadas pueden vivir según sus valores feministas, lo cual genera emociones positivas.

Placer en la intimidad física

Las entrevistadas también destacaron los impactos emocionales positivos de la práctica corporal del acompañamiento, describiendo cómo el acompañamiento permite y necesita de intimidad física y confianza y crea lazos emocionales entre las personas acompañadas y las acompañantes, así como entre las mismas acompañantes. Los abortos acompañados durante el segundo trimestre implican procesos físicos considerables: cambios corporales, cólicos, dolor intenso y expulsión de los contenidos del útero, incluyendo sangre y tejidos, a través de la vagina. Andrea, una acompañante argentina, describe estas experiencias como “íntimas”, explicando que el acompañamiento “implica compartir no solo los cuerpos y cuidar los cuerpos, sino también un momento que es muy íntimo.” A ella le asombra esta intimidad, y comparte su apreciación y su sorpresa “de que ellas [las personas que abortan] te permitan participar en un momento tan íntimo como un aborto.”

El acompañamiento in-situ también conlleva una intimidad en el sentido de contacto físico. En este sentido, Sandra, una acompañante de Chile, describe un momento clave durante el acompañamiento a una mujer que se realizó un aborto:

[Ella] estaba muy dolorida, no podía ni abrir sus ojos. Estaba muy tensa, con su cuerpo como muy apretado, y empecé a acariciarle la cabeza y ella empezó a relajarse. Entonces empezó a agradecerme. Era como si nunca hubiese tenido este tipo de contacto con mujeres, así basado en el afecto, en hacer cosas con afecto.

Como señala el relato de Sandra, la intimidad del acompañamiento ocurre entre extrañas y entre mujeres.

Las acompañantes afirman que la intimidad física entre mujeres durante un acompañamiento –en el cual la mujer es receptora de cuidados y no tiene la responsabilidad de proveer cuidados a otros— está ausente en la mayoría de los espacios sociales a los cuales tienen acceso las personas que se realizan un aborto. Sofía, una acompañante chilena, explica:

La humanidad no les ofrece a las mujeres un espacio de complicidad como el que ofrece el acompañamiento. Es una experiencia de vida diferente […] estar con una extraña, mirándose a los ojos, cometiendo un delito –todo en el mismo día. Es muy intenso y muy profundo y puede ser también una experiencia muy extrema, así que creo que es por eso que quienes acompañamos abortos acompañamos abortos.

Como señala el relato de Sandra, la intimidad del acompañamiento ocurre entre extrañas y entre mujeres.

Las acompañantes afirman que la intimidad física entre mujeres durante un acompañamiento –en el cual la mujer es receptora de cuidados y no tiene la responsabilidad de proveer cuidados a otros— está ausente en la mayoría de los espacios sociales a los cuales tienen acceso las personas que se realizan un aborto. Sofía, una acompañante chilena, explica:

La humanidad no les ofrece a las mujeres un espacio de complicidad como el que ofrece el acompañamiento. Es una experiencia de vida diferente […] estar con una extraña, mirándose a los ojos, cometiendo un delito –todo en el mismo día. Es muy intenso y muy profundo y puede ser también una experiencia muy extrema, así que creo que es por eso que quienes acompañamos abortos acompañamos abortos.

En un contexto cultural en el cual la norma es la falta de intimidad o de cuidado para muchas personas que son a su vez cuidadoras principales de otros, transitar estas experiencias juntas física y emocionalmente –y estar vinculadas explícitamente a la vida de las otras— genera en las acompañantes sentimientos profundos asociados con tener un propósito.

Las acompañantes describieron las relaciones estrechas que se forjan a partir del acompañamiento como algo único en el contexto de sus ámbitos sociales. En efecto, en vez de dar espacio a este tipo de vinculaciones y de intimidad física, señalaron las acompañantes, las normas sociales dominantes asocian estas experiencias y actividades con la repulsión y la vergüenza. Durante el acompañamiento, al estar presente con la persona que aborta mientras experimenta estos cambios físicos, las acompañantes sentían que estaban rechazando esas normales sociales. Celeste, la acompañante chilena citada más arriba, describe al acompañamiento como “querer sacarse de encima la repulsión [asociada a los cuerpos], dejar de sentirse avergonzada al ver la vagina de otra persona, ¿entiendes?” El acompañamiento, en otras palabras, se trata de desafiar no solo la continuación forzada de un embarazo, sino también las expectativas que subyacen a un sistema social en el cual los cuerpos de las mujeres no son valorados. En el mismo sentido, Paula, una acompañante de Argentina, explica:

Siempre abortamos mucho más que un embarazo. También es como poder romper con esta angustia y no ser vencidas, ¿no? Es como, al menos la sensación que tengo yo, de una libertad mucho mayor porque también eliminamos –abortamos— muchos prejuicios en ese momento.

Para acompañantes como Paula, el placer de acompañar un aborto va más allá de interrumpir un embarazo y se extiende a cómo se practica el acompañamiento emocional y físicamente con la persona que aborta. Juntas, acompañantes y acompañadas se oponen no solo a las prohibiciones legales para interrumpir un embarazo no deseado, sino también a un sistema social que no valora la autonomía sobre sus cuerpos y rechaza la intimidad física entre mujeres.

En la medida en que las acompañantes conceptualizan el acompañamiento que ofrecen como una corrección ante la ausencia de espacios de cuidado mutuo para las mujeres, también se maravillan ante la belleza de lo que han creado. Su motivación no es solamente la de llenar un vacío en el acceso al aborto. También encontraron que el proceso de llenar ese vacío a través del acompañamiento y ser testigos de esta intimidad y de este tipo de cuidado es emocionalmente gratificante. Paula, citada en el párrafo anterior, continúa su relato:

Me asombra la forma en que una persona puede confiar en alguien que es una completa desconocida. O sea, poder llorar, gritar, maldecir, decirle cualquier cosa a la otra, matarnos de risa o abrazarnos, ¿entiendes? O incluso caminar por la casa completamente desnuda, y somos desconocidas, y a pesar de eso esta otra persona se está compartiendo a sí misma y confían la una en la otra. Y eso me impacta, sí, me impacta, me impacta, y nunca deja de sorprenderme.

Como señala el relato de Paula, en la medida en que el acompañamiento depende de, y a la vez produce, confianza e intimidad –en el marco de una sociedad desigual— se convierte en una fuente de placer y de admiración.

La alegría del empoderamiento

Finalmente, las entrevistadas destacaron la satisfacción que experimentan al ver a las personas que requieren un aborto poder realizarlo, especialmente en aquellos casos en los cuales tenían dudas acerca de su capacidad para lograrlo. Al describir esta experiencia, Beatriz, una acompañante de Chile, comenta: “porque es como que se dan cuenta en ese momento, como que no es– es algo que descubren ahí, el poder que tienen en su interior, lo que son capaces de hacer.” Al ser testigos de esto, las acompañantes sienten emociones positivas. Ailén, otra acompañante de Chile, explica:

Lo más gratificante [es] la gratitud de las mujeres cuando logan abortar, cuando logran terminar el proceso, cuando se dan cuenta de que han tenido la suficiente fuerza interna y física para poder abortar [por ejemplo] un feto de 20 semanas.

Las acompañantes experimentan emociones positivas al poder ayudar a personas que a menudo llegan a ellas abrumadas y desesperadas. Como explica Marta, una acompañante de Ecuador, ella siente placer al poder compartir sus conocimientos y ayudar a quienes lo necesitan. Marta explica que “el aborto tiene, en general, algo súper gratificante y es que es algo que resuelves –son situaciones de vida o problemas que se resuelven. A mí me parece muy lindo resolverlo juntas, resolverlo acompañadas.” Sin embargo, continúa Marta, hay una parte fundamental del acompañamiento que no es colectiva sino que depende de la persona que se realiza el aborto. “Se trata de una situación concreta en la vida de una mujer, es una situación donde ella puede decidir.” Marta también destaca que muchas de las mujeres a las cuales ha acompañado tienen pocas experiencias de ejercicio del poder y de toma de decisiones:  

Muchas veces, es la primera decisión que muchas mujeres toman en su vida por sí mismas. Por eso creo que es una decisión que puede ser empoderante aún si no modifica el contexto de la mujer, pero es la posibilidad de decidir, concretamente. Creo que eso es gratificante. También es gratificante sentir que se resuelve.

Al hacer referencia tanto al placer de poder resolver el problema de un embarazo que la persona no quería continuar como al de presenciar el momento en que alguien con un poder social estructuralmente restringido reconoce su propia fuerza y se adueña de esta posibilidad, Marta describe el atractivo del acompañamiento enraizado en un esfuerzo colectivo por revelar y echar luz sobre el poder y la agencia que poseen las personas que abortan.

Para muchas acompañantes, el acompañamiento se trata de compartir la alegría con la persona que aborta, lo cual incluye responder a y reflejar las expresiones de emoción de las personas acompañadas. Victoria, una acompañante de Chile, describe la transformación de estas personas a lo largo del acompañamiento: desde un lugar de angustia y miedo a tener “como otra cara, de alegría absoluta.” El tema de la alegría al finalizar el aborto resuena a través de las entrevistas. Paola, una acompañante de Ecuador, describe haber visto a personas que se realizaron un aborto “llorar pero de alivio, pero también con alegría, como esa ambivalencia que tiene la experiencia del aborto.” Sofía, de Chile, explica:

La felicidad de una mujer que ha tenido un aborto es una sensación indescriptible, cómo te la contagia. Quiero decir, la sensación de alivio que siente, y cuando te la pasa a ti, creo que es algo que te da felicidad y por eso todas hacemos lo que hacemos. A veces creo que somos- que ni lo hacemos por la otra persona, sino por nosotras mismas, porque es un placer, realmente es un sentimiento de libertad, autonomía, confianza, complicidad. Tiene toda una mezcla de sentimientos que creo que es muy difícil de encontrar en otros espacios que te ofrece la humanidad –o en la humanidad.

Esto no significa que acompañar sea fácil o simple. De hecho, las entrevistadas hacen hincapié en las repercusiones físicas y emocionales que implican los acompañamientos in-situ. Sin embargo son estas mismas repercusiones –que las acompañantes aceptan de manera voluntaria— las que podrían hacer que el acompañamiento sea tan gratificante. Cuando le preguntan si la experiencia de acompañar es cansadora, Valentina, de Chile, dice:

Sí. Pero cada vez que termina un aborto, la alegría que sienten las mujeres, el alivio –las mujeres nos dicen que les devolvimos su vida, que tienen su vida de vuelta, que están tan felices. Ahí es cuando [el cansancio] pasa. Es recompensa suficiente. 

Reconocer los arduos desafíos que enfrentan muchas de las personas a las que acompañan permite a las acompañantes poner en perspectiva su propio esfuerzo físico y emocional. Ailén, de Chile, explica: “Hay chicas que llegan con embarazos avanzados en el segundo trimestre, que no quieren parir. Y como no quieren parir, algunas de ellas tienen actitudes suicidas, se quieren matar. Así que ayudarlas a resolver el problema de un embarazo no deseado es salvarles la vida.” Reconocer sus circunstancias, continúa Ailén, la hizo apreciar sus expresiones de gratitud por el acompañamiento. “[Cuando ellas dicen] ‘gracias por existir’. Eso es lo más gratificante”. En efecto, Sofía, de Chile, describe este sentimiento de satisfacción y de agotamiento que viene con el acompañamiento como algo casi adictivo: 

Sí pasa que es como adictivo… que una dice ‘no, no quiero hacerlo más”, y después es lo primero que vas y haces. Es muy adictivo. O estás super cansada, tienes muchas cosas que hacer, pero hay un acompañamiento y es tu único día libre y prefieres hacer eso [acompañar].

La alegría que produce el acompañamiento de abortos no se encuentra, por lo tanto, totalmente escindido de la marginación del aborto en esos mismos contextos.

En este sentido, las acompañantes también describen la alegría de sus propias transformaciones, del propio empoderamiento que surge de la participación en los acompañamientos. Celeste, de Chile, cuenta acerca de una experiencia de acompañamiento: “Sentí que éramos como lobas, había unas lobas escondidas en nuestros cuerpos, y no me había percatado de ese poder, porque por supuesto toda mujer tiene el poder de hacerse un aborto. No había notado lo más sorprendente, sentirme yo misma capaz.” La alegría del acompañamiento, en otras palabras, sucede en un contexto de expectativas sociales que dictan que las acompañantes y las personas que abortan son incapaces de empoderarse y no deberían hacerlo.

Discusión

En este análisis, estudiamos cómo la práctica de acompañamiento de abortos in-situ después de las 17 semanas de gestación puede ser una fuente de emociones positivas para las acompañantes. Las entrevistadas describieron aspectos fundamentales de la práctica del acompañamiento de abortos, que incluyen construir una comunidad feminista, compartir intimidad con otras mujeres y presenciar el empoderamiento de las personas que abortan, como causantes de sentimientos de placer, alegría y otras emociones positivas. Estos hallazgos reflejan relatos de la literatura académica acerca de las experiencias emocionales positivas de personas que abortan y que son acompañadas en sus abortos (Wollum et al. 2022; Vacarezza y Burton 2023), lo cual muestra la existencia de una variedad de emociones positivas relacionadas al acompañamiento como modelo de cuidado.

Es importante recalcar que estas experiencias emocionales positivas relacionadas con el aborto no se dan a pesar de, o incluso por fuera de, la marginación estructural y cultural más amplia existente en estos contextos. Por el contrario, las acompañantes describen estas experiencias emocionales positivas como al menos parcialmente enraizadas en la marginalidad en la cual se realiza este trabajo. El placer de transitar la experiencia junto con otras mujeres, por ejemplo, ocurre en contextos de heteronorma y misoginia, en los cuales la intimidad, el apoyo y el aspecto físico del acompañamiento vienen a rechazar las reglas y las expectativas de una cultura sexista. De esta forma, las emociones positivas descriptas se entienden mejor cuando se considera que las emociones son prácticas sociales y culturales (Ahmed 2004). En toda América Latina, el acompañamiento sucede en un contexto que marginaliza el aborto, a las personas que abortan y a los cuerpos que abortan. Cuando las acompañantes experimentan la proximidad física, observan e interactúan entre ellas y con las personas que abortan, surgen emociones a partir de estas relaciones. Las emociones, incluso aquellas que son positivas, no pueden por lo tanto separarse de la marginalidad misma del acompañamiento.

En consonancia con los orígenes del acompañamiento como una respuesta del activismo feminista frente a la incapacidad cultural y del sistema de salud de garantizar el acceso a la autonomía reproductiva (McReynolds-Pérez et al. 2023; Braine 2020), nuestros hallazgos demuestran la centralidad que revisten las bases feministas del acompañamiento en términos de la producción de estos efectos emocionales. Mientras que otros estudios han identificado el placer del trabajo relacionado con el aborto cuando se realiza con gente con la que se tienen cosas en común y el estar presente para las personas que abortan en un momento intenso física y emocionalmente (O’Donnell, Weitz y Freedman 2011; Chiappetta-Swanson 2005), el feminismo y la comunidad feminista no han aflorado como cuestiones importantes en relación con las experiencias emocionales positivas en estas investigaciones (realizadas en los Estados Unidos). Sin embargo, para las acompañantes que participaron en este estudio, el placer de acompañar está vinculado a la política feminista que critica la cultura misógina. Sus experiencias emocionales positivas surgen de entender al acompañamiento como una práctica que rechaza las restricciones normativas de género y ofrece una alternativa feminista.

Limitaciones

Mientras que estos hallazgos ofrecen evidencias acerca de cómo acompañar abortos puede generar emociones positivas, incluyendo placer y alegría, nuestra investigación tiene limitaciones. El acompañamiento de abortos en contextos restrictivos es una experiencia diferente al tratamiento clínico ambulatorio en contextos en los cuales el aborto es legal. Asimismo, dentro de las experiencias de acompañamientos, nuestro análisis enfocado en los acompañamientos de abortos in-situ en embarazos de más de 17 semanas de gestación puede limitar la posibilidad de generalizar nuestros hallazgos. Como mencionaron muchas de las entrevistadas, algunas de las emociones positivas que experimentaron eran generadas por el trabajo emocional y físico que demanda un acompañamiento in-situ de varios días. Los acompañamientos de abortos durante el primer trimestre y/o por mensaje de texto o por teléfono pueden no asociarse a los mismos efectos emocionales.

Conclusiones

En general, nuestros hallazgos se hacen eco de las conclusiones de Shuster y Westbrook (2022) respecto de la importancia, tanto teórica como metodológica, de considerar e investigar los sentimientos de alegría, especialmente en poblaciones socialmente marginadas. Al partir de la premisa de que la participación en abortos puede generar emociones positivas, y al examinar la forma en que las investigaciones pueden mostrar un panorama más completo de la experiencia de ser parte de una actividad socialmente marginada, pueden surgir nuevos conocimientos y nuevas preguntas de investigación. Además, hacerlo sirve como una corrección respecto de la naturaleza en gran medida performativa de los estudios académicos sobre el aborto, los cuales (a menudo sin quererlo) producen y amplifican una asociación normativa negativa respecto del mismo (Baird y Millar 2019, 2020). Aunque hacer foco en el placer y la alegría no era el objetivo inicial de la investigación, la guía de entrevista con preguntas abiertas acerca de los aspectos positivos de participar en acompañamientos de abortos permitió que surgiera la evidencia de estas emociones. Las investigaciones sobre abortos que se realicen en el futuro –sobre otros tipos de participación en abortos además de las experiencias de las personas que buscan realizarse uno— deberían diseñarse con la posibilidad de recoger la experiencias positivas y estudiar los mecanismos que las generan.

Agradecimientos

Agradecemos a Sofía Filippa por sus contribuciones al diseño de la investigación y a la recolección de datos, a Yasmin Reyes por sus contribuciones al diseño de la investigación y a Sofía Carbone por sus contribuciones al análisis. Agradecemos a las integrantes de la Colectiva Feminista La Revuelta, Con las Amigas y en la Casa, y Las Comadres, que contribuyeron a la conceptualización, diseño e implementación de esta investigación. Agradecemos a Laurel Westbrook por los comentarios esclarecedores que realizó sobre el borrador del artículo.

Declaración de conflicto de intereses

Las autoras no informan de ningún potencial conflicto de intereses.

Información adicional

Financiamiento

Este trabajo fue financiado mediante subvenciones del Centro Nacional de Excelencia en Salud Femenina de la Universidad de California, San Francisco (UCSF) y de la Fundación David y Lucile Packard (#135329). Los patrocinadores no tuvieron ningún rol en el diseño, análisis o decisiones respecto de su publicación.

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Placer, alegría y experiencias emocionales positivas en acompañamientos de abortos después de la semana 17 de gestación