En todo el mundo y especialmente en el territorio que habitamos, Abya Yala y el Caribe, mujeres y otras personas con capacidad de gestar abortamos y seguiremos abortando. Lo hacemos a pesar de las leyes que nos niegan, nos prohíben y nos ponen en riesgo de morir o de quedar con secuelas físicas permanentes producto de abortos inseguros.
En este territorio en el que habitamos están los países con las leyes más restrictivas del mundo, donde mujeres indígenas y empobrecidas son condenadas por asesinato y se limita el acceso a medicamentos para abortar cuya seguridad es conocida desde hace más de 30 años.
En este territorio en el que habitamos y resistimos, las mujeres abortamos todos los días: en nuestras casas con nuestras amigas, en los hospitales y en las clínicas, en consultorios, en salas de clase, en universidades, en todas partes. En todas partes. A veces solas, con culpa, con miedo, sin información, sin medios económicos para acceder a una atención de salud digna. A veces informadas, acompañadas y seguras.
Las leyes que restringen el acceso al aborto seguro estigmatizan la práctica, limitan el acceso a procedimientos sin riesgos, aumentan la cantidad de abortos inseguros que resultan en muertes o enfermedades, y favorecen el mercado ilegal de medicamentos y de clínicas privadas que lucran con el desespero de quienes necesitan abortar.
A pesar de todo esto, los gobiernos han legislado como si abortar fuera algo muy complejo y peligroso, como si reconocer la autonomía reproductiva de las mujeres y de otras personas con capacidad de gestar generara un caos social, como si el Estado nunca se hubiera separado de la Iglesia, pues se legisla con criterios religiosos personales y no pensando en la salud pública y en la dignidad de las mujeres y las niñas.
En ese contexto, las colectivas de feministas acompañantes de abortos estamos acompañando, encontrándonos y aprendiendo con las mujeres que abortan con nosotras. Aprendemos que existen mil razones, que los protocolos médicos son superados por la realidad de las mujeres, que cada aborto es único, que cada mujer es un mundo. Acumulamos experiencias significativas, resolvemos situaciones que parecían imposibles, confrontamos nuestros propios prejuicios, aprendemos a dialogar también con compañeras de otros países, cada una enfrentando su contexto local, pero con muchas coincidencias en el hacer, en el pensar, en el imaginar.
Así es que nos reunimos hoy, 28 de septiembre, en Chile, a un año de la promulgación de una ley de aborto en tres causales que resuelve menos del 3% de los abortos en su territorio, con un gobierno de derecha que establece cada vez más limitaciones de acceso a los servicios públicos y con ginecólogos objetores de conciencia en las regiones donde viven las mujeres más empobrecidas del país. Nos reunimos mientras las compañeras de Nicaragua resisten a un gobierno terrorista que ya suma más de 400 personas asesinadas. Nos reunimos inspiradas por la marea verde que comenzó en Argentina y que sabemos que no se va a detener, porque vivimos en las calles de ese país que nos hizo sentir que es posible exigir una ley que nos devuelva el mínimo de dignidad que todas merecemos, y que las voces de las mujeres que abortan sean escuchadas por encima de la misoginia.
Hace tiempo que nos sentimos ligadas y cómplices. Entendemos que es necesario y urgente que nos unamos para dar forma a este entramado de estrategias y saberes. Somos activistas que acompañamos abortos en Chile, Argentina, Perú, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Ecuador, Colombia, Nicaragua, El Salvador, Guatemala y México. Aspiramos también a seguir articulándonos con colectivas de otros países.
En este 28 de septiembre, Día de Lucha por la Despenalización del Aborto en América Latina y el Caribe, en Santiago de Chile, conformamos la Red Feminista Latinoamericana y Caribeña de Acompañantes de Abortos. Este es nuestro modo de resistir y generar políticas amorosas que devuelvan el aborto al lugar de lo cotidiano, como una decisión más dentro de las múltiples decisiones reproductivas de las mujeres.
Ganaremos las calles todas las veces que queramos.
Somos muchas, estamos en todas partes y no tenemos miedo. Nos tenemos unas a otras.
En América Latina, en el Caribe y en el mundo entero: aborto libre, legal, seguro, gratuito y feminista.
Red Feminista Latinoamericana y Caribeña de Acompañantes de Aborto: Con Las Amigas y en La Casa, Socorristas en Red (Feministas que Abortamos), Serena Morena, Cuerpa Autónoma, Estamos Juntas, Mujeres en el Horno – Línea Aborto Información Segura, Las Comadres, Las Parceras, Red Regional de Acompañamiento Centroamérica, Fondo de Aborto para la Justicia Social MARIA, Las Libres.
Santiago de Chile, septiembre de 2018.